Última hora coronavirus, covid 19, SARS-CoV-2.

  • Docentes y expertos en ventilación piden esperar y “mejorar la calidad del aire interior, que en la mayoría de las aulas es mala»
  • AIREAMOS: «Estamos en unos niveles de incidencia que no son los óptimos para hacer eso”
  • Quique Bassat (AEP): «El momento clave es ahora, las tendencias epidemiológicas a la baja son mantenidas, rápidas y consolidadas»

Retirar la mascarilla en las aulas, gradualmente, y empezando por los niños más pequeños. Y hacerlo ya, a finales de este mes. Empezar con los de primero y segundo de Primaria, para ir ascendiendo por cursos, cada dos o tres semanas, si se va comprobando que la medida funciona y los contagios de covid no se disparan.

Porque “ya tenemos a la mitad de los niños (de 5 a 11 años) vacunados, pero, sobre todo, porque las tendencias epidemiológicas a la baja son mantenidas, rápidas y consolidadas. Nos daba miedo estancarnos en una especie de meseta, pero no está siendo así”.

Su propuesta se apoya en la bajada de la incidencia, por tanto, pero no sólo. “El momento epidemiológico es favorable. Pero es una medida que tiene que ir en paralelo con la promoción de la vacunación y la promoción de los protocolos de ventilación”, explica Bassat. Y por eso precisamente, no todos la ven con buenos ojos.

«Arriesgada» y «prematura», para aulas mal ventiladas 

«No es una decisión basada en criterios científicos. Los propios centros no saben qué aula ventila bien y cuál no, dos años después. No se ha promovido el tema de la ventilación ni los medidores en las escuelas, en ningún momento. Hay que mejorar el protocolo de ventilación. Un aula que ventila mal, ventila mal, no va a mejorar solo porque se diga”, advierte. Y recuerda que “la probabilidad de contagio en interior es 20 veces mayor que al aire libre”.

Él es partidario de esperar “a que vaya bajando la incidencia” y mientras, “mejorar la calidad del aire interior, pero midiéndola, comprobándola”. Es decir, le parece “temerario quitar la mascarilla sin saber si realmente el espacio en el que estamos es seguro o no”. Porque advierte de que esto varía mucho en cada aula, incluso en el mismo centro. “Se debería decidir en función de la calidad del aire interior, aula por aula. Pero esto es inviable. Y en general, la calidad es mala”. Por eso, pide “más precaución” a la hora de lanzar propuestas como esta.

“Este estudio concluye que medidas como la de quitar la mascarilla deberían llevarse a cabo, en entornos vacunados, si la incidencia está entre los 15 y 25 casos por 100.000 habitantes. Eso sería lo ideal. Hay que esperar a que baje más la incidencia”. Mientras tanto, pide lo mismo que Pérez Soriano. “Que los colegios usen medidores y haya una buena calidad de aire interior. De momento, quitar las mascarillas lo veo prematuro y arriesgado”.

Los pediatras se apoyan también en que llega la primavera y suben las temperaturas. «Si un aula ventila mal, ventila mal en primavera, verano, otoño e invierno”, advierte Pérez. Pero Bassat cree que “en la escuela, si se hacen las cosas bien, la transmisión es muy controlable dentro de las aulas. Por eso, este es nuestro punto de partida”. 

Los niños como ensayo para toda la población

Por eso, y porque plantean la retirada de la mascarilla en las escuelas como una especie de ensayo (“plataforma diana”, lo llaman) para una futura retirada general en toda la población. Es decir, daría la oportunidad de ver qué ocurre cuando se retira, y verlo en los grupos menos vulnerables al virus.

“No sabemos qué impacto va a tener quitar la mascarilla en la transmisión, que se produce predominantemente en interiores y entre adultos. Atreverse a quitarlas de golpe, ahí, como han hecho otros países, tiene sus riesgos. Antes de hacerlo, es bueno ir generando datos de la seguridad de este cambio de estrategia”, advierte Bassat. “Y dónde hacerlo mejor que en el grupo que es menos vulnerable, los niños, porque su riesgo, tanto de enfermar como de transmitir, es más bajo”.

Pérez Soriano cree que “no es de recibo exponer a los niños primero, antes que a los adultos”. A pesar de que, como docente, confiesa que está deseando que llegue el momento de quitar las mascarillas. “Ojo, que los primeros que queremos que se quite la mascarilla somos los docentes, porque va favorecer nuestro trabajo y la comunicación con los alumnos, que es fundamental. Pero hay que hacerlo con seguridad. No exponiéndolos”.

También Ripoll advierte, en ese sentido, que “el riesgo ya no es solo contagiarte de covid o no, sino los efectos que va a dejar en largo plazo,Todavía hay un montón de efectos que no tenemos estudiados”, recuerda la portavoz de Aireamos.

Contagio similar con y sin mascarilla 

Pero los pediatras lo tienen claro: el momento es ahora. Y su propuesta se asienta, además, en un dato clave: las infecciones registradas entre niños de 5 años (que no llevan mascarilla en el aula) y niños de 6 (que sí la llevan) son muy similares. “Hemos comparado dos grupos parecidos, que tienen unas actitudes sociales muy parecidas, una manera de estar en clase muy parecida, y en los que la única diferencia es el uso obligatorio de la mascarilla en unos, y en otros no. Y hemos visto que no hay grandes diferencias a la hora de infectarse”, explica Bassat.

Ripoll cree que esto se debe a que no llevan las mascarillas adecuadas, o no las llevan bien puestas. «No se trata de llevar la mascarilla por llevarla. Si llevan de tela y que no ajusta bien, los efectos no cambian mucho. Quizá por eso no haya mucha diferencia entre los que la llevan y los que no. Deberían llevar una buena mascarilla y que ajuste bien», insiste.

Bassat explica también por qué la retirada que proponen es gradual, empezando por los más pequeños. “Hay un factor que es clave, la infecciosidad de los niños para los demás. Es una curva ascendente: cuanto mayor es el niño, más infeccioso es para los demás. Los niños más pequeños son el grupo de menor riesgo para los demás. Si al quitarse las mascarillas, se contagian más, lo veremos enseguida en sus entornos. Pero no es quitar la mascarilla a la brava, la escuela es un entorno fácil de controlar, más que otros”.

Hay otro dato importante, a tener en cuenta, si se propone quitar la mascarilla: la vacunación. Un 56% de los niños de 5 a 11 años ha recibido ya al menos una dosis, pero aún están esperando la segunda, que no llegará hasta entrado marzo. ¿No convendría esperar? “En la vacunación, no hemos avanzado a la velocidad que queríamos, y aunque sigamos esperando, a lo mejor no lo conseguimos”, reconoce Bassat.

Itesel es especialista con mas de 17 años de experiencia en auditar y controlar la calidad del aire interior.

Fuente: NIUS